sábado, 18 de agosto de 2012


Hola amigos/as! Hace casi una semana que terminé mi RETT-O, y estos días aproveché a descansar y a disfrutar de todas y cada una de las horas que dedique a conseguir mi sueño…

Todo empezaba el día 6 a las 3:00 de la mañana en Belorado (Burgos). Pronto mis ojos se acostumbraron a la noche y comencé a trotar. Qué ganas tenía de verme metido en faena! Las horas pasaban y para desayunar me encontraba en Burgos. Primeras fotos, y la posibilidad ver esta ciudad desde otra perspectiva, pues nunca entre a ella corriendo sino en coche y la verdad que se ve de otra manera. Continuo mis pasos hacia el destino de ese día Frómista. Empiezo a ver a los primeros peregrinos y comienzo a hablar con ellos. Es increíble a cuanta gente se puede conocer. La primera pareja es un padre y una hija Italianos, empezaron el camino el 26 de Julio e iban despacio pues el padre tenía una tendinitis. Intercambiamos risas y prometemos hacer que la vida nos haga coincidir para comer un buen plato de pasta. El día pasa con el típico sufrimiento de las horas acumuladas y tras unas 19 horas y 115 km consigo llegar al final de mi primer destino. En el albergue aun tengo tiempo de regalar alguna chapa del RETT-O y comentar incluso con la señora del albergue el porqué de mi aventura. Todos están alucinando. Me retiro a descansar pues me queda una larga jornada.

A las 3 de la mañana mis pasos me guían al nuevo destino, León. Era una etapa muy favorable pues era bastante llana, pero el sol me daría una buena paliza. Al poco de empezar a caminar y desde un pequeño saliente, me surgió un personaje del Camino. Ataviado con una túnica y con unas cuantas velas a su alrededor, empezó a rezar y desearme suerte para el camino que emprendía… la verdad me quedé alucinado. No sabía si todavía estaba dormido o aquello era producto de mi imaginación, y después de unos minutos me pidió un donativo… en fin, son curiosidades del camino. A las 9 el sol parece empezar a castigar muy fuerte, me pongo protección como unas barritas y continuo camino. El sol es abrasador y veo a muchos peregrinos que comentan que la etapa la harán más corta, pues el sol les impide continuar. Yo tengo que llegar a León y tras otras 18 horas y pico, y 113 km me veo al lado de la Catedral. Cena y a dormir.

Mi destino del tercer día era Ponferrada. Sabía que sería duro, tenía el puerto de la Cruz de Ferro y el cansancio de estos días empezaba a notarse.
La noche es cerrada y dejo atrás León. Enseguida empiezo a trotar y mantengo un ritmo cómodo, paso por la Virgen del Camino y continuo siguiendo las flechas. De repente me veo en una pista como de arena muy cómoda y continúo a buen ritmo, se hace interminable… Veo luces de pueblos a los lados y mi mente me juega malas pasadas, seguro que aquel pueblo es Astorga… pero para nada, aun estaba muy lejos! Las horas pasan y un pequeño pinchazo en el gemelo se acentúa con el esfuerzo. Al llegar a Astorga decido ir al médico para evitar daños mayores. Es solo un pequeño desgarro muscular. Un ibuprofeno, un poco de crema y un buen desayuno me hacen volver a la normalidad. El sol de nuevo está castigando muy duro y a muchos peregrinos los encuentro descansando en alguna sombra. Me paro, charlo con ellos y continúo camino hacia la Cruz de Ferro. La subida al principio es muy liviana, pero luego empieza a inclinarse. Debido al sol, al cansancio y demás, sufro una pequeña pájara y tengo que parar en el pueblo antes de la Cruz… Tomo un té para que no me dé un tortazo en el estomago algo frío y decido descansar. Pasan los minutos y parece que me encuentro algo mejor. Veo el reloj y es casi la hora de comer, así que aprovechó para meter algo en el estómago. Recuperado y con las fuerzas recobradas, recibo la llamada de Cárles Aguilar que me termina de dar el empuje para ascender hasta la Cruz (decir que Cárles me llamaba todos los días, ¡qué gran persona!). Al llegar, foto de rigor y continuar ahora descendiendo hacia Ponferrada. Muy pronto la diviso a lo lejos y motivado empiezo de nuevo a correr. En Molinaseca hago una parada para tomar un refresco y un helado… uffff qué bien me sientan! Hoy consigo llegar en unas 16 h y hago 103 km. Tras la cena, el merecido descanso.

Siguiente destino, Sarriá. Con que silencio me despide Ponferrada… Me alejo entre la oscuridad de la noche y me giro para ver como duerme la ciudad. Continúo con un suave trote y poco a poco me adentro en viñedos y bosques. Hoy tengo hambre más temprano que otras veces y decido parar en un banco en medio del bosque. Saco mis barritas, unos sanwich y apago el frontal. De repente entre la maleza cercana un ruido de maderas rompiéndose y helechos moverse… Enciendo de nuevo el frontal y era un jabalí que pasada, tan cerca… Olisquea por los alrededores y de nuevo se pierde entre la maleza. Qué afortunado me siento, no sin pasar un poco de miedo, la verdad. Recojo el desayuno y me pongo de nuevo en marcha. Hoy tengo que subir 3 puertos. El primero el de O´cebreiro, lo subo bastante cómodo. Hay peregrinos que madrugan, aunque no tanto como yo, para quitar con el fresco de la mañana esta subida. Charlo con alguno y continúo subiendo. Me llaman la atención un grupo de tiendas de campaña en uno de los laterales de la subida, sus ocupantes están fuera de las tiendas y todos miran al mismo lado… como hipnotizados… Después de pasarles unos metros me giro y también miro, está amaneciendo y es un verdadero espectáculo. En unos minutos me veo en el Albergue de este puerto. Sello las credenciales y sigo. Una fuerte bajada al principio y un ligero ascenso después. Éstos sube baja se alternan un buen rato y al final estoy en el puerto San Roque. Una gran estatua de Santiago preside este puerto. El siguiente puerto nunca lo olvidaré… primero te mete hacia un pueblo y después te saca a la carretera general, y de nuevo te mete hacia el interior. Una gran cuesta es el tramo final. Al llegar arriba me sentí muy débil y con algún mareo, así que me senté en la terraza de un bar y decidí tomar un refresco y meter algo sólido en el estómago. El camarero me pregunto si iba con algún compañero… jejeje qué manera de comer! Recuperado de este mal trago, continúo descendiendo hacia Triacastela. Hoy me siento muy cansado y tengo ganas de llegar. Fueron 93 km y pensé que tardaría menos, pero al final fueron algo más de 15 h. Según me metí en la cama creo que desperté en la misma posición.

Llega el último día… Nervios en el estómago, y debido al cansancio decido ponerme en marcha muy temprano. A las 00:00 empiezo mi última etapa. Hoy con una motivación especial, veré a mi familia en Santiago y en Palas de Rey, me espera Rubén para afrontar conmigo los últimos 64 km. Estoy muy cansado y me cuesta mantenerme despierto, con el consiguiente estrés por tener que ir mirando la dirección de las flechas. Este desgaste me lleva a perderme… Analizo la situación y decido utilizar la tecnología. Me descargo un programa del Camino y me soluciona el problema. Lo único que tendré que caminar por asfalto 19 km hasta Portomarín. Aprovecho y empiezo a correr. Sube, baja, recta, sube y por fin esta población. Conecto de nuevo con el camino y continúo. Otro problema al que tengo que hacer frente esta noche es que casi todos los perros del lugar están sueltos y en algún momento tengo miedo de recibir algún mordisco. A pesar de perderme, debí de llevar un buen ritmo pues en unas 6 h y 30 min consigo completar los 47 km que separan Sarriá de Palas de Rey. Llamo a Rubén y le digo donde nos veremos. Yo aprovecho para desayunar y descansar un poco. El gemelo me vuelve a pinchar y lo tengo algo hinchado. Quizás el enfriar me produjo esto. Llega mi compañero y comenzamos a trotar muy suave, pues casi no puedo…Me empieza a calentar el gemelo y muy pronto nos encontramos corriendo como Dios manda. Las horas pasan y conocemos nuevos peregrinos, entre ellos a Juan Chico que también nos acompaña corriendo. Intercambiamos risas y comentarios, y sin darnos cuenta estamos en Melíde… uffff qué pasada! Estoy mejor de lo que pensaba. Nos hacemos fotos y después de tomar un tentempié Rubén y yo nos despedimos de Juan, y prometemos volver a vernos (haremos todo lo posible). El calor es abrasador y el dolor del gemelo parece que quiere hacer su presencia en este tramo final. Qué manera de sufrir! Pero la causa lo merece. Tomamos algún helado, algún refresco y nos vemos ascendiendo Monte do Gozo. Un ciclista que vi los días anteriores nos trae hielo para echar en los botes. Menudo detallazo! Es muy de agradecer. Por fin vemos Santiago a nuestros pies, y nos abrazamos. Últimos 4 km y esta aventura estará terminada. Iniciamos el descenso y comenzamos a serpentear por las calles de Santiago. Los calambres hacen también acto de presencia… uffff qué dolores! Aprieto los dientes y con los ánimos de Rubén entramos triunfantes en la plaza del Obradoiro, donde todos los dolores y calambres desaparecen al ver a mi familia, besos, abrazos y las fotos de RETT-O CONSEGUIDO son el colofón de esta etapa tras casi 21 h y 115 km.

Quisiera agradecer a mi familia el apoyo que me dieron en todo momento, a mi mujer las llamadas de teléfono y los mensajes recibidos, cuando más débil me encontraba. A Carles su apoyo incondicional. A Rubén solo puedo decirle que gracias, que seguro que sin él este último tramo no hubiera sido tan fácil, él supo llevarme a la meta. Agradecer a Josele su preocupación por mí. Solo espero que le hayamos dado a esta enfermedad la difusión que él quería y que se merece. También quiero dar las gracias a esa familia que formamos mis patrocinadores y yo, pues en estos tiempos de crisis a pesar de todo, siempre están a mi lado, antes de que yo les pida nada ellos ya están involucrados y  ayudándome, gracias: LURBEL, VIKA, BES-T España y VICTORY ENDURANCE,  éste RETT-O, también es vuestro!!!

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